miércoles, 10 de febrero de 2010

El poder de los productores de programas de radio y televisión.

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En este caso me voy a referir, particularmente, a algunos productores de programas de radio, aclarando de antemano que esta opinión es una supuesta suposición que se apoya en la extraordinaria coincidencia de las situaciones que más abajo se desarrollarán.

En general los programas de radio suelen solicitar llamadas telefónicas y e-mail para expresar opiniones sobre temas tratados al aire u otras inquietudes que tengan los oyentes (cuestión que también les es de utilidad para realizar una encuesta propia sobre la cantidad de audiencia o respuesta del público).

Lo más malo de todo esto es que se sabe que no todos los mensajes serán puestos al aire y no todos los e-mail serán leídos y otros que si son leídos serán acotados en sus dichos.

Pero lo peor del caso es que muchas veces el público toca temas muy interesantes y los productores los deben cajonear -supuestamente por falta de tiempo- para que, con relativa y casi acertada seguridad, y ya vencidos los plazos habituales, puedan ser utilizados como ideas propias y les otorguen un mérito personal frente a las figuras de su programa y -hasta muchas veces- conductores y periodistas de otros programas (generalmente de la misma emisora).

Por lo menos al oyente que es habitual de una radio determinada, es lo que le parece comprobar en muchas oportunidades, o al menos les da escozor la tan casual coincidencia de su tema en días posteriores al envío del mensaje o caso contrario, y hasta en el mismo día, en otros programas posteriores de la misma emisora o radio FM bajo el mismo control.

Esta situación a nivel conversación con muchos oyentes, parecería ser una cosa bastante repetida; con el agravante que el público se siente muy mal cuando responde al pedido de los programas y no hacen eco de sus comentarios, constituyéndose esta actitud en un desencanto que se transforma en incredulidad absoluta sobre tales programas.

Por eso los programas serios, dan aviso cuando se encuentran desbordados de mensajes y que se lamentan no poder pasar todas los comentarios de sus oyentes. En este caso será el propio oyente el que decida seguir o no con su envío de correos electrónicos o bien con llamadas telefónicas.

Sobre este último aspecto está comprobado que algunos programas anuncian al inicio que la gente llame por teléfono a un determinado número, y durante meses nunca pasan una llamada. Entonces para que anunciarlo a diario?

Hace pocos días escuché a un famoso conductor dicirle a sus productores que no estaban sacando los mensajes telefónicos y que la gente se lo reclamaba en la calle.
Justamente a ese programa yo envié un e-mail haciendo tal advertencia hace 3 o 4 meses atrás.
Qué ocurre entonces con los productores. Lo estarían pasando por arriba al conductor,?
O bien el conductor no tendría el suficiente control de todo lo que está ocurriendo?

Es al menos una opinión que además de ser personal, se apoya en comentarios de muchos oyentes y seguidores de programas que experimentan las mismas sensaciones que el autor de este artículo.
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