viernes, 21 de noviembre de 2008

Rebautizar las Tetas y llamarlas Lolas, es una grasada.

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Si lo que se quiere evitar es decir Teta, porque supuestamente es algo indecoroso, pues a decir verdad es lo mismo. Las malas palabras no existen. Las palabras cumplen la función de identificar a las cosas, objetos, personas, etc.
Decir Lola es igual que decir Teta, porque ambas palabras representan la misma cosa.
Por lo tanto, y sobre todo en los medios, pronuncien sin miedo el nombre que toda la vida se utilizó para identificar una parte tan importante de la mujer y de tan significativa función en la maternidad.
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